Dr. Álvaro Arjona Sánchez

Doctor Álvaro Arjona Sánchez: “Los cirujanos cada vez somos más científicos, publicamos más, y tenemos más impacto en el ámbito de la investigación”

El Dr. Álvaro Arjona-Sánchez (Córdoba, 1979) es uno de los miembros más jóvenes de la Junta Directiva de SEOQ. Es cirujano en la Unidad de Cirugía Oncológica y en la Unidad de Trasplante de Hígado y Páncreas en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. Cuenta con el ‘board’ europeo en oncología quirúrgica. Se formó en la Facultad de Medicina de su ciudad, y fue residente en el hospital donde ahora ejerce. Le fascinaron los programas de cirugía de televisión y a esa especialidad de la medicina dedica su vida. En su trayectoria ha comprobado que la actividad de los cirujanos cada vez incorpora más la investigación. “Ahora los oncólogos quirúrgicos discutimos con los oncólogos de tú a tú”.

 

El Dr. Arjona durante el Congreso de la SEOQ en Palma de Mallorca.

 

Pregunta: ¿Por qué estudiaste Medicina? ¿Había un vínculo familiar?

Respuesta: No, en mi familia no hay nadie dedicado a la medicina. Yo quería ser cirujano.

P: No es ya que quisieras ser médico, es que querías ser específicamente cirujano. Y, ¿qué se activó ahí?

R: La idea es resolver problemas de forma rápida. Entonces vi que los cirujanos hacían cosas espectaculares y yo quería ser como ellos.

P: ¿Cómo te surgió la vocación?

R: Por televisión. El culpable fue el Programa del Doctor Beltrán [“En buenas manos”, emitido en Antena 3 Televisión en los años noventa”]. Me lo grababa y me lo veía al día siguiente.

P: Era una programa con imágenes muy crudas. Grababan las operaciones.

R:  Sí, eran operaciones. Y yo lo vi y quería hacer eso.

P: ¿Nunca te planteaste otra posibilidad profesional? Realmente eras muy joven cuando viste eso.

R: Era eso o piloto.

P: Dos carreras muy técnicas…

R: Sí.

P: Entonces entraste en la Facultad y ya directamente sabías que ibas para cirujano..

R: Sí, todo el mundo en la Facultad sabía que yo quería ser cirujano. Y mi opción en el MIR era cirugía en Córdoba, si no en Córdoba, en Sevilla o en Madrid y si no sería cirugía general, no elegiría otra especialidad.

P: Y en tu entorno de tus compañeros, ¿eso era frecuente o no?

R: No, la especialidad no la tenían muy clara. Nadie tiene la especialidad muy clara,  uno se matricula en Medicina porque le gusta  y luego ya se define.

P: Conforme se fue acercando ya la época de definirse, ¿qué especialidades elegían tus compañeros más cercanos?

R: Cirugía lo cogieron dos compañeros míos de clase. Ese año fue muy bueno, ese año de residencia los tres compañeros que entramos nos llevamos fenomenal y seguimos. De hecho, con uno de ellos sigo trabajando en la Unidad de Cirugía Oncológica.

P: ¿Cómo te sigues formando?

R: La verdad es que en nuestro hospital hay una enorme variedad de intervenciones. Se practican trasplantes hepáticos, de páncreas, trasplante infantil, cirugía oncológica, carcinomatosis… Ya en la residencia uno ve de todo, incluyendo cirugía altamente compleja, y en esos cinco años ya te formas. Luego me incliné más hacia la parte del páncreas, tanto al trasplante de páncreas como cirugía pancreática, y al final de la residencia, en R5, fui a Estados Unidos al Hospital Johns Hopkins en Baltimore y estuve unos meses conviviendo con John L. Cameron [https://www.hopkinsmedicine.org/profiles/results/directory/profile/0001321/john-cameron ] cirugía pancreática.

P: ¿Por qué el páncreas en concreto?

R: Me gustaba, el páncreas es un cirugía “fetiche” de todos los cirujanos.[Interviene el Dr. Pere Bretcha, presente en parte de la conversación: “Es una cirugía bonita pero un poco desalentadora en cuanto a resultados a largo plazo”]. Es una cirugía que a los cirujanos nos encanta. Técnicamente es de las más bonitas.

P: De vuelta de EE UU vuelve a Córdoba, al Reina Sofía, un gran hospital, con un volumen grande de cirugías de páncreas. ¿Es referencia de toda Andalucía?

R: Sí, es referencia de Andalucía en cáncer de páncreas. Sobre todo de cáncer de páncreas avanzado. Hacemos las resecciones vasculares, casos muy limites  que no suele ser lo normal. Nos llegan los casos más complejos. Es interesante..

P:  Y, junto a la experiencia de asistir a operaciones de todo tipo, entiendo que el cáncer aparece como un elemento común en muchas de ellas. ¿También te llamó la atención profesionalmente?

R: De hecho, hice mi tesis doctoral sobre el cáncer de páncreas, también hice investigación en ese ámbito y ya, en el 2009, al acabar residencia, el doctor Sebastián Rufián me contrató ahí para la Unidad de Cirugía Oncológica. En principio la Unidad de Cirugía Oncológica no era cirugía pancreática sino que se dedicaba a la carcinomatosis y la cirugía oncológica avanzada. Así empecé a formarme y a investigar sobre el tema. La oncología es lo que ha guiado más mi trayectoria.

P: El hecho de que dediques tu tesis al cáncer de páncreas que tiene mal pronóstico, ¿es precisamente porque te parece un reto? ¿Se debe a un interés por mejorar la supervivencia en el cáncer de páncreas?

R: El cáncer siempre es un reto, pero el de páncreas, con un especial mal pronóstico, siempre llama mucho la atención a cirujanos y a oncólogos. Tratamos de avanzar en su tratamiento, porque es verdad que los resultados no son tan buenos como en otro tipo de tumores.

P: ¿Qué has hecho para seguir formándote?

R: Estuve también para formación en trasplantes en el King’s College de Londres, pero eso ya era de adjunto en el 2012. Fui para aprender técnicas de extracción orgánica en asistolia y trasplante hepático de tipo split.

P: Los trasplantes son fundamentales en el Reina Sofía.

R: Sí, el Reina Sofía está ligado a los trasplantes. Los  médicos, desde que empezamos la residencia estamos involucrados en trasplantes: Lo vives desde que empiezas, y luego tienes todas las modalidades, cuentas con un abanico a lo que dedicarte bastante extenso. Y pienso que esto va ligado también a la cirugía compleja que hacemos, porque técnicamente nos embarcamos en extracciones multiorgánicas, y eso te da un manejo de la cavidad abdominal muy global. Muchos de los sitios que han empezado con cirugía oncológica son sitios de trasplantes, y también muchos de los cirujanos oncológicos son cirujanos hepatobiliares y especializados en trasplantes. ¿Por qué? Porque tienes un manejo de la cavidad abdominal muy amplío y te capacita para operar tumores complejos que afectan a grandes vasos. Ese manejo te da la seguridad de que puedes extirpar tumores que en otros sitios es muy complicado quitar.

P: Aunque eres joven, ya llevas a tus espaldas una trayectoria de hace unos cuantos años. ¿Has notado evolución en tu propia profesión desde que tú hiciste la residencia hasta ahora? ¿En qué sentido?

R: Sí, por supuesto. Evolución en que los cirujanos cada vez somos más científicos, publicamos más, nos hemos embarcado en la investigación y cada vez tenemos más impacto en ese ámbito. Y ya no es solo en las especialidades médicas, sino en las quirúrgicas también. Eso sí, investigamos el tiempo que podemos, porque la presión asistencial que tiene un cirujano no es la misma que existe en otras especialidades, pero para el poco tiempo que tenemos, investigamos mucho y sacamos adelante proyectos. Todo esto ha cambiado mucho: hace años el cirujano era considerado un mero técnico.

P: ¿Y tienes la sensación de que ha estado muy subordinado al oncólogo médico de alguna manera? ¿No tienes la impresión de que en cierta medida era como ‘ahora toca pasar por el quirófano’ en el proceso de la enfermedad, pero que el cirujano no tenía un control realmente sobre lo que hacía¿

R: Claro, ahora los cirujanos oncológicos sabemos ya de oncología. Y eso es porque el cirujano se ha puesto a “estudiar”, sabe de oncología, de manejo de fármacos, usamos fármacos quimioterápicos que antes eran exclusivos del oncólogo médico. Ahora discutimos con los oncólogos de tú a tú.

“El cáncer siempre es un reto, pero el de páncreas, con un especial mal pronóstico, siempre llama mucho la atención a cirujanos y a oncólogos”

P: En tu opinión, ¿esa formación de los cirujanos depende más del esfuerzo o el interés de cada cirujano en particular o es algo que ya está incorporado en la formación?

R: No, tienes que ir adquiriéndolo. Un cirujano que acaba la residencia no tiene todo ese conocimiento, te tienes que superespecializar. Por ejemplo, de cirugía bariátrica o cirugía funcional sé bastante menos. Lo básico y las cirugías urgentes la hacemos  pero no estoy especializado en eso y es que las cirugías también han ido adquiriendo sus superespecialidades. Tras la residencia te especializas en alguna línea.

P: En tu caso hiciste el “board” europeo. ¿Cuándo lo hiciste?

R: Hice el “board” hace dos años porque es una acreditación europea. La especialidad de cirugía oncológica no existe como tal, pero sí es una demanda para los cirujanos que nos dedicamos al cáncer avanzado. No tumores al uso, sino los que exigen una cirugía avanzada y un conocimiento también oncológico. El “board” europeo de cirugía oncológica es surgery oncology, es un reconocimiento, una acreditación que, a nivel europeo, tiene mucho más valor que aquí en España. Dice que estás capacitado para hacer cirugía oncológica compleja, pero aquí en España no tiene ningún reconocimiento.

P: ¿Por qué lo hiciste entonces? Tiene que ser un sobreesfuerzo enorme, ¿no? Son horas que tienes que sacar de tu tiempo libre.

R: Es un esfuerzo porque es un examen. Y también es económico, porque no te lo paga nadie. Además, tienes que ir a la sede, a Bruselas. Uno lo hace también un poco por prurito profesional. Sientes que estás acreditado, sientes que tienes capacidad, pero hasta que no obtienes el “board” no tienes ningún documento que lo diga. El “board” acredita que tú tienes ese conocimiento, que tienes una formación, que llevas operados un determinado número de paciente y yo quise tener esa titulación. A efectos útiles, no es muy útil de momento.

P: No existe la superespecialidad.

R: A nivel europeo se está intentando en poner la superespecialidad de cirugía oncológica y de hecho vas con ese título a un hospital europeo y sí te lo reconocen. Aquí en España no somos de esa forma, no somos de acreditar tus conocimientos, pero es una tendencia ahora de intentar demostrar tu formación.

P: Hablemos de los pacientes. ¿Crees que los pacientes tienen asimilada la visión multidisciplinar del cáncer, el hecho de que su enfermedad no la lleva sólo el oncólogo médico sino que, bueno en todo el proceso, en algún momento vais a tener más protagonismo vosotros, los oncólogos quirúrgicos?

R:  Sí, lo entienden. Además nosotros somos una unidad de referencia, nosotros atendemos son pacientes que vienen derivados de otros hospitales. Normalmente lo que nos llegan son pacientes a los que les han dicho ‘vete a Córdoba, que allí en la Unidad de Cirugía Oncológica sí que te van a tratar esto’. Los pacientes vienen agradecidos previamente porque están vislumbrando una salida a su problema, a su enfermedad, que antes no se les ofertaba. Vienen a Córdoba y sí le ofertamos un posible tratamiento, mejoría de supervivencia e incluso en algunos casos curación, cuando en sus hospitales no había posibilidad de esta cirugía. Por eso, quieras o no, los pacientes sí entienden que somos unos cirujanos superespecializados en ese ámbito. Además, confían en tu criterio como en el oncólogo que les está tratando. Nos dicen: “El oncólogo me ha dicho esto, pero también quiero saber qué opina usted”.

P: ¿Te piden opinión sobre otros aspectos del tratamiento que no son estrictamente quirúrgicos?

R: Sí, y cada vez es más habitual en nuestra Unidad.

P: Antes comentabas que habías observado cambios en tu trayectoria sobre el papel del cirujano pero, en el estado del arte de la técnica quirúrgica, ¿tú has notado también una evolución ya en estos años? ¿En qué línea?

R: Sí, lo notamos en que cada vez vamos un poquito más allá. Parte de lo que antes se consideraba que no se podía quitar, hoy se puede quitar. Las cirugías son mucho más extremas, a pocas cosas decimos que no, de pocas cosas decimos que no se pueden operar. Eso es culpa también de los que nos han enseñado cirujanos como el Dr. Rufián.

P: Doctores que fueron osados en su día…

R: Claro, y que siguen siéndolo. Y nos transmiten también esa idea de ‘esto se puede quitar’ y vamos a intentarlo un poquito más, y un poquito más, hasta que al final lo quitas. Son cirugías muy extremas y muchas veces tienen resultados y dices ‘oye, mira, lo hemos quitado’. También hemos mejorado en el  manejo de las complicaciones.

P: No solo en el acto en sí, sino también en el postoperatorio.

R: Así es. El problema no es quitar un tumor grande, el problema es manejar luego las posibles complicaciones que puede tener el paciente.

P: Y medirlas bien antes de tomar decisiones, ¿no?

R: Sí, saber cómo y cuando  reoperar a estos pacientes, si hay que reoperarles. La posibilidad de complicación que tiene una cirugía de este calibre es muy alta, no es lo mismo que una cirugía convencional y eso se lo explicamos también a los pacientes. ‘Mire usted, le vamos a hacer una cirugía altamente compleja, muchas horas de cirugía, es posible que se complique incluso es posible que muera’ . Si se complica, estamos los miembros de la Unidad de Cirugía Oncológica (un equipo altamente formado), que nos dedicamos a esto, asumimos las complicaciones, vemos a los pacientes todos los días (festivos también), estamos encima.

P: ¿Cuál es la mayor gratificación que te ha dado tu profesión en los últimos años? ¿Te acuerdas de algún caso especial?

R: Es que son muchos, es decir, en el día a día vas viendo pacientes complejos, pacientes que te vienen deprimidos y sin salida a la consulta, y que les damos una oportunidad.

P: ¿Vives a menudo situaciones en que un paciente sale de la consulta de otra manera, más positiva, por lo que tú le has contado dentro?

R: Sí, salen animados, yo trato de no animarlos tanto porque tienen que pasar por una cirugía grande pero sí es verdad ven algo de esperanza. La cirugía va a ser compleja, es verdad, pero la mayoría de las veces los resultados son buenos y la satisfacción que sientes es grande, pero malos ratos también te llevas muchísimos.

P: ¿Cómo lo soportáis eso? ¿Te endureces? ¿Cómo es ese proceso en vuestro fuero interno?

R: Estás con tus compañeros y te apoyas en ellos. Es duro porque sientes al paciente como tuyo. Ese es un problema que tenemos los cirujanos en general,  hablamos de ‘mi paciente’. Todos los cirujanos tenemos ese problema y, claro, la complicación la haces tuya, cosa que está mal hecha, porque no tendríamos que asumir tanto, pero la asumimos y lo pasas mal, lo pasas bastante mal.

P: ¿Qué le dirías a un joven que quiere hacer medicina y que esté dudando sobre a qué dedicarse? ¿Qué satisfacciones específicas aporta vuestro trabajo en concreto y qué requerimientos crees que necesita tener una persona para ser un buen cirujano de cáncer?

R: Cirujano del cáncer son dos cosas: una primera, ser cirujano; y una segunda, ser cirujano oncológico. Y si quieres ser cirujano no puedes tener dudas de ‘si cojo esta especialidad u otra’. O lo tienes claro o no la elijas, porque no vas a tener calidad de vida, no es una especialidad cómoda.

P: ¿Por qué?

R: Porque la residencia es dura, es una especialidad que a parte de estudiar,  es manual, física, tiene mucho de arte. Cuánto más estés en quirófano, cuánto más operes, mejor vas a estar preparado, necesitas estudiar, pero es muy práctica, y eso implica a estar mucho en el hospital, pasar noches allí, ir a trasplantes, intentar formarte más y más, porque tienes que obtener habilidad y también tienes que obtener criterio. Cuantos más pacientes veas, cuánto más “ojo”, mejores resultados vas a tener. Es muy difícil aprender cirugía solo  estudiando, pero la oncológica como otras superespecialidades tienes, además, que estudiar y formarte.

P: El conocimiento en biología es esencial. ¿Hay alguna línea de investigación que se haga fuera de España que a ti te interese especialmente?

R: Más o menos se está haciendo casi todo aquí, es muy raro que haya una técnica que no la hagamos aquí.

P: ¿Y algún ámbito experimental, algo más experimental que te parezca que puede ser prometedor? Hace unos años había gente que ridiculizaba HIPEC en los congresos, y ahora ya es casi el estándar.

R: Nuestra Unidad lleva desde 1997 practicando esa cirugía. Ahora, las guías clínicas se están ya pareciendo a lo que hacíamos hace 20 años. Muchos pacientes han pasado por nuestra Unidad y se han beneficiado de eso sin tener las guías clínicas. Lo que estamos haciendo es casi una técnica estándar. Nadie considera que un paciente con carcinomatosis de colon o de ovarios sea un paciente terminal como se consideraba hace 20 años. Y hace solo 20 años no se hacía nada, ‘tiene carcinomatosis, se va a morir’.

P: ¿Y en la edad cada vez mayor de los pacientes ‘tratables’? ¿También te parece que ahí se ha avanzado?

R: Sí, claro, hemos mejorado en el manejo perioperatorio para operar a los pacientes con enfermedades y añosos. Hemos avanzado también la técnica quirúrgica, hemos ido ido más allá también en la tecnología que nos permite hacer este tipo de cirugías con menos sangre, menos tiempo, y todo eso favorece. La tecnología ayuda muchísimo para eso.

P: ¿Qué destacarías de tu labor investigadora en el Reina Sofía?

R: La laparoscopia que estamos iniciando ahora en citorreducción con HIPEC. Somos unos pocos centros los que la hemos iniciado, en España creo que somos los primeros. La laparoscópica cada vez se está incrementando más. Hemos reducido la estancia hospitalaria de ocho o nueve días a sólo cuatro. Se marchan del hospital andando  y pueden iniciar mucho antes su vida cotidiana y los posibles tratamientos complementarios. Se practica en pacientes muy seleccionados.

P: ¿Cuáles son los criterios generales?

R: Carcinomatosis peritoneal pero muy limitada.

P: ¿Cuántos pacientes habéis operado ya con esta nueva técnica?

R: Hemos hecho ya diez pacientes.

P: ¿Cuánto tiempo lleváis con el proyecto?

R: Un año y medio más o menos. Estamos haciendo un estudio junto con la sociedad americana y también con el grupo francés sobre todo el registro de pacientes hechos por vía laparoscópica. Actualmente en el mundo, podemos contabilizar unos 85.

P: ¿Qué queréis comprobar?

R: Resultados y complicaciones. También la supervivencia, si afecta. Es muy interesante.

P: Además, eres investigador coordinador de un estudio multicéntrico en el que participan o van a participar 19 centros.

R: Sí, el objetivo es llevar la quimioterapia intraperitoneal, no al tratamiento, sino la prevención de la aparición de cáncer. Va bien, ya llevamos reclutados 77 pacientes de los 200 que esperamos. Ahora el ritmo de reclutamiento está a máxima velocidad y, con los cuatro centros que se incorporan, esperamos que sea más rápido y tener resultados en un tiempo razonable.

P: ¿Es muy difícil contactar o conseguir apoyos para este tipo de proyectos? ¿Cómo funciona?

R: Dentro de GECOP no, porque todos estamos en la misma línea. Fue proponer el ensayo y enseguida todos quisieron. Incluso estos últimos cuatro centros pidieron incorporarse al estudio. La colaboración es máxima y no cobramos nada por eso. Es diferente a otros ensayos clínicos promovidos por la industria, que sí que pagan al investigador. Nosotros lo hacemos de forma “altruista”.

P: Y de nuevo sacando todo de vuestro tiempo..

R: Sí, pero también tenemos nuestras recompensas.

P: ¿Qué haces cuando no eres médico? ¿O eres médico 24 horas?

R: Eres médico 24 horas, siempre, ¿qué hago cuando no soy médico? Pues, ahora estoy con mis niños pequeños. Y eso te absorbe casi todo. Cuando tengo tiempo, me gusta hacer deporte.

Dr. Álvaro Arjona – con el profesor Cameron de John Hopkins

Dr. Álvaro Arjona – En Washington, con el Dr. Paul Sugarbaker

Dr. Arjona – En una reunión de GECOP

Dr. Arjona – Con los doctores Santiago González Moreno y Jesús Esquivel

Dr. Arjona – Con el Dr. Tom Cecil del Basingstoke and North Hampshire Hospital

Dr. Arjona – Con sus compañeros en el Hospital Reina Sofía, de Córdoba

 

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